Entretenida, reflexiva, filosófica y hasta desopilante, la obra de teatro “A propósito del tiempo” se presentó este domingo 7 en la sala a cielo abierto del antiguo Cine Gloria, donde funciona la ONG Colectivo Cultural. Un centenar de personas disfrutaron de la estupenda representación de esta comedia costumbrista, que desarrolla una temática tan burda como profunda: el transcurrir del tiempo.

Durante la fría tarde-noche dominical, el Colectivo Cultural fue el anfitrión de la primera presentación fuera de las tablas de “A propósito del tiempo”, dirigida por la joven Mariana Giovine y escrita en 1997 por uno de los grandes maestros del teatro, Carlos Gorostiza.

El tiempo es la temática abordada por esta obra desde un punto de vista reflexivo y transparente, dejando al descubierto las consecuencias del paso del mismo no sólo en los físicos sino también en las relaciones matrimoniales, que se vuelven hastías y rutinarias, a la vez que pretenden volver a un pasado imposible de resucitar.

La ductilidad de los actores y la interpretación con recursos clownescos permiten observar una pieza teatral que tiene tanto de reflexivo y dramatismo, como de divertido y real. Natalio -Jorge Seleme-, para quien el tiempo pasa “más o menos”, y Rosa- Luciana Vieyra-, para quien el tiempo pasa lento, conforman un matrimonio que está padeciendo el deterioro de su relación como consecuencia del inevitable transcurrir del tiempo.

A esta problemática se le suma la llegada de una visita inesperada que traerá consigo recuerdos de un pasado que jamás se podrá recuperar.

La llegada de Carmelo -Juan Pablo Galimberti-, el gran amigo de la pareja, 53 años después de su ida, despierta incertidumbres y reaviva las vidas opacas de los longevos esposos.

Por un lado, Rosa sueña con que la visita le haga la declaración de amor prometida hace medio siglo atrás pero por la que ella esperó, según sus palabras, 19 años, 11 meses y 29 eternos días. Por el otro lado, Natalio cree que su amigo, el que lo dejó de un día para el otro sin aviso alguno, volvió para robarle la mujer que tanto le gustaba.

Pero ambos están equivocados. Y las discusiones -de alto vuelo y cómicas en un punto- que generan sus pensamientos y actitudes deponen al enterarse por boca de Carmelo -para quien el tiempo pasa muy rápido y deja huellas en el físico- que solamente venía de pasada para llevarse el reloj de su papá, el único objeto del pasado que lo ligaba a esa casa.

Así las cosas, la obra culmina como bien había empezado, Rosa y Natalio sentados solos y de la mano, esperando el cruel transcurrir de la existencia.

Una obra genial que si bien por su temática está orientada a personas con capacidad de raciocinio, tampoco deja de entretener a los más pequeños con sus desopilantes diálogos y recursos payacescos. Por eso, todos disfrutaron del espectáculo y pasaron un gratísimo momento en el Colectivo Cultural, sin que importara el frío ni la llegada de la noche.